MOMENTOS DECISIVOS PARA REFLEXIONAR SOBRE EL FUTURO
En los últimos años, numerosas empresas han avanzado en sus enfoques estratégicos, adoptando herramientas fundamentales para el desarrollo de su estrategia, aunque no siempre con resultados destacados. A pesar de ello, existe un espacio considerable para mejorarla, especialmente para evitar la falacia de proyectar el pasado hacia el futuro.
Los desafíos recientes de la economía global, como el Covid-19, las tensiones comerciales, el auge de la inteligencia artificial generativa, el ascenso de China, la crisis en Ucrania, la compleja transición energética, los esfuerzos de descarbonización, la guerra en Oriente Medio, la creciente inflación y las tasas de interés, obligan a la Dirección General a asumir un papel proactivo en ayudar a sus empresas a replantear sus estrategias.
Al considerar la redefinición de la estrategia cabe recordar sus principios fundamentales. Reconocer que la estrategia no se limita a la planificación estratégica. Esta última puede ser útil para determinar cómo cumplir con los objetivos específicos definidos pero no para alcanzarlos.
La Dirección General debería liderar la definición de metas específicas mediante un diálogo abierto con las distintas partes interesadas, tomando en cuenta el propósito de la empresa, las expectativas de la propiedad y la trayectoria de la empresa.
Otro principio implica que, una vez definidos los objetivos, la estrategia debe concebirse y ejecutarse para alcanzarlos.
La estrategia se define como un conjunto coherente de políticas y decisiones cruciales que explican cómo la empresa enfrentará desafíos críticos, cumplirá sus objetivos y logrará su propósito. Esta estrategia debe abordar los desafíos actuales, teniendo en cuenta el contexto global y la profunda comprensión de la industria y la competencia.
Por otro lado, el modelo de negocio debe incluir una propuesta de valor para el cliente distintiva que satisfaga las necesidades de manera única. Una cadena de valor eficiente y sostenible. Una selección cuidadosa de segmentos de clientes y diversificación empresarial coherente con la propuesta de valor. Y finalmente, capacidades específicas que brinden ventajas competitivas, como costos reducidos o acceso privilegiado a los clientes, etc.
Los desafíos para la Dirección General deben ir más allá de una simple planificación estratégica.
Definir objetivos y trabajar en estrecha colaboración con las personas, equipos, etc. debería permitir analizar a fondo la estrategia y el modelo de negocio, ya que es esencial para desplegar capacidades que respalden el negocio a largo plazo.
En un contexto de agitación geopolítica y revolución tecnológica, la Dirección General debe recalibrar no solo los objetivos y presupuestos, sino también reevaluar la estrategia para garantizar la supervivencia, definir objetivos más ambiciosos y el cumplimiento del propósito de la empresa.

AUTOR
Josep Pey
Desarrollo de negocio
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